14ymedio, 26 de julio de 2023
El 26 de Julio de la Historia y de la propaganda
Frank Calzón, Miami | 26/07/2023
Es lógico pensar que todos los atacantes que murieron lo hicieron creyendo que la acción era un esfuerzo para restablecer la Constitución y todas las libertades. (Archivo)
En este aniversario del ataque al cuartel Moncada de aquel 26 de Julio de 1953, es lógico asumir que las declaraciones oficiales y la prensa del Gobierno se ajusten a las pautas trazadas por el Partido Comunista de Cuba, la institución suprema de la nación. Los admiradores extranjeros, casi sin excepción, las aceptarán como verdades irrebatibles, y en las universidades cubanas cualquiera que se atreva a hacer preguntas incómodas arriesgará su carrera universitaria y su libertad.
Pero en los libros prohibidos de Guillermo Cabrera Infante, Carlos Franqui, Reinaldo Arenas, Luis Aguilar León y otros intelectuales proscritos, los cubanos del futuro descubrirán otra realidad. Y los cubanos en la Isla que hoy logren leer algunos de esos textos clandestinos, o una copia de La Historia me absolverá escrita por Fidel Castro durante sus años en prisión, vislumbrarán mitos, medias mentiras, misterios y falsedades.
Los regímenes totalitarios escriben y reescriben la historia: eliminan fechas, acontecimientos, nombres, fotografías, cartas… Es una triste realidad que George Orwell describió magistralmente en Rebelión en la granja, ese otro libro proscrito en la antigua Unión Soviética y en sus satélites europeos, y hoy altamente peligroso en Cuba, China, Corea del Norte, Irán y Vietnam.
Pero regresemos a aquella fatídica madrugada veraniega en que los jóvenes soldados dormitaban a pierna suelta, recuperándose de las fiestas del carnaval en aquel cuartel en Santiago, la segunda ciudad de importancia de la Isla. El cuartel Moncada se encontraba a más de 800 kilómetros de distancia de Fulgencio Batista, que estaba en Varadero.
¿Cuál fue el motivo de aquel asalto? ¿Qué pretendían lograr aquellos jóvenes en su mayoría pinareños, que confiaban en Fidel, y hasta unas horas antes nada sabían sobre el peligro que iban a afrontar?
De los cerca de 134 atacantes –más los otros 28 que fueron a Bayamo–, 68 murieron aquel día y los siguientes, durante la “cacería” en la sierra, 48 escaparon y lograron esconderse, 32 recibieron condenas de siete meses hasta 15 años de prisión y 19 fueron declarados inocentes. Los militares del ejército de Santiago muertos, muchos de ellos jóvenes reclutas, fueron 16.
Es lógico pensar que todos los atacantes que murieron lo hicieron creyendo que la acción era un esfuerzo para restablecer la Constitución y todas las libertades, incluyendo elecciones multipartidistas, separación de poderes, un Estado de derecho y una prensa que no temiera la censura periódica batistiana. Por pedir exactamente esas mismas cosas hay más de mil presos políticos en Cuba.
El 26 de Julio de 1953 dista mucho de la versión oficial.
En aquellos tiempos, el futuro líder máximo aseguraba no ser comunista, insistiendo que sus ideales eran estrictamente democráticos. Por ejemplo, en Washington, el 19 de abril de 1959 ante la Asociación Norteamericana de Editores de Periódicos, Fidel dijo: “Yo no soy comunista, ni los comunistas tienen fuerza para ser determinantes en mi país”. Unas semanas más tarde, el 8 de mayo, el periodico Revolución publicaba las siguientes declaraciones: “Yo no sé de qué forma se podrá hablar… ¿Es que alguien puede pensar que encubrió oscuros designios, que hemos mentido alguna vez al pueblo? ¿Por qué ese empeño en acusar a nuestra Revolución de lo que no es? Si nuestras ideas fueran comunistas lo diríamos aquí”.
En cuanto a la naturaleza de la Cuba republicana, en su defensa ante el tribunal que lo condenó a 15 años de prisión –de los que cumplió 22 meses– Fidel dijo: “Había una República. Tenía su Constitución, sus leyes, sus libertades; presidente, congreso, tribunales; todo el mundo podía reunirse, asociarse, hablar, y escribir con entera libertad. El Gobierno no satisfacía al pueblo, pero el pueblo podía cambiarlo y ya solo faltaban unos días para hacerlo. Existía una opinión pública respetada y acatada, y todos los problemas de interés colectivo eran discutidos libremente. Había partidos políticos, horas doctrinales de radio, programas polémicos de televisión, actos públicos, y el pueblo palpitaba de entusiasmo. (…) Ese pueblo había sufrido mucho, y si no era feliz, deseaba serlo y tenía derecho a ello. Lo habían engañado muchas veces y miraba al pasado con verdadero terror. Deseaba un cambio, una mejora, un avance y lo veía cerca. Toda su esperanza estaba en el futuro”.
En este 26 de julio, qué mejor manera de honrar a los cubanos que murieron aquel día, hace 70 años, que reflexionar sobre aquellas palabras. Quiera Dios que aquel mensaje de Fidel lo recuerden muchos cubanos, incluyendo opositores en la Isla y en la diáspora, y los obispos, los miembros de la Asamblea del Poder Popular, de las Fuerzas Armadas, de los CDR, del Consejo de Ministros y los editores de Granma. Por el bien de Cuba y de todos los cubanos.
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Diario Las Américas, 25 de julio de 2023
ANÁLISIS
A siete décadas del fatídico 26 de julio
Luego del Moncada, el terrorismo del Movimiento 26 de julio causó la muerte de muchos cubanos
Hoy, Raúl Castro celebra el 70mo aniversario del ataque al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, un acto violento que culminó en la formación del Movimiento 26 de julio y en la instauración de una dictadura con Fidel Castro a la cabeza.
Por el contrario, hace 75 años, una delegación de juristas de la República de Cuba ayudó a redactar la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Aquella república aprobó el horario laboral de ocho horas, el derecho a la huelga y la autonomía universitaria; allí circulaban docenas de periódicos al tiempo que operaban varias estaciones de radio con diversos puntos de vista ideológicos y políticos. Este 75to aniversario de la Declaración Universal se observa en Cuba con un nuevo código penal draconiano, y más golpizas y arrestos de disidentes por parte del régimen castrista.
Luego de que el golpe de estado de Fulgencio Batista interrumpiera la democracia el 10 de marzo de 1952, los cubanos cayeron bajo el embrujo del carismático abogado Fidel Castro, que prometía restaurar el orden constitucional. Luego del Moncada, el terrorismo del Movimiento 26 de julio causó la muerte de muchos cubanos. Raúl Castro planificó numerosos secuestros aéreos; el del 1ro de noviembre de 1958 terminó en la muerte de 17 civiles al estrellarse un avión.
Estados Unidos impuso un embargo de armas contra Batista en marzo de 1958, gracias al cabildeo del Movimiento 26 de julio, y en diciembre de 1958, el Embajador estadounidense presionó a Batista para que abandonara el poder.
El 1ro de enero de 1959, Fidel Castro llegó al poder; su gobierno fue reconocido inmediatamente por Estados Unidos, y 64 años más tarde, el castrismo, a través de Raúl Castro, sigue en el poder.
¿Y qué pasó con los cubanos que, de buena fe, esgrimieron las armas para conseguir un cambio democrático en Cuba?
Mario Chanes de Armas, por ejemplo, que sobrevivió en el Moncada, cumplió algunos años de prisión con Fidel Castro, y al igual que Castro, fue amnistiado, se trasladó a México para luego regresar a Cuba a bordo del yate Granma para derrocar a Batista. Chanes de Armas pudo haber aceptado cualquier cargo en el nuevo gobierno, pero prefirió regresar a la industria cervecera. Luego de dos años observando cómo Fidel Castro traicionaba al Movimiento, se pronunció en contra de la creciente influencia comunista.
En 1961, Chanes fue encausado por contrarrevolucionario y encarcelado durante 30 años. Fue liberado en 1991, salió al exilio en 1993 y murió en Miami de Alzheimer el 24 de febrero de 2007.
No fue el único en seguir esta trayectoria, y otros volvieron a tomar las armas.
Los hombres y mujeres que combatieron la dictadura de Batista, muchos de ellos desde el Movimiento 26 de julio de Fidel Castro, anhelaban la restauración de la Constitución de 1940 y la República. Eso era lo que había prometido Fidel en “La historia me absolverá”, su discurso durante el juicio por el ataque al Moncada. En vez de lo prometido, Fidel les dio una dictadura totalitaria. Por eso lucharon contra él durante seis años, en una guerra civil que causó más bajas de ambos lados que la lucha contra Batista. Cuatrocientos asesores soviéticos ayudaron a Castro a aplastar la resistencia. Esos luchadores terminaron exiliados, ejecutados o encarcelados.
En prisión se forjó el movimiento de derechos humanos en Cuba.
Ese movimiento entendió el potencial que brindaba la resistencia no-violenta del reverendo Martin Luther King, Jr. La puso en práctica en las cárceles y para movilizar a los cubanos. Se convirtió en un movimiento cívico nacional que retaría el monopolio de poder de Fidel Castro. Sus medios y objetivos conforman un movimiento cívico no-violento que educa a los ciudadanos, reconstruye la cultura democrática, reclama derechos humanos, se niega a aceptar las injusticias, y se opone a la represión. Sus miembros ponen en evidencia las incongruencias del sistema al exigirle que se rija por las normas democráticas de su propia constitución.
La dictadura comunista se negó a seguir las reformas de Gorbachov, convencida de que el Glasnost y la Perestroika acabarían con su poderío. El régimen entendió que los líderes no-violentos servirían de alternativa a su gobierno, y los asesinó.
Uno de los casos más sonados fue el del asesinato, el 22 de julio del 2012, de los líderes prodemocracia Oswaldo Payá y Harold Cepero. Oswaldo y su Movimiento Cristiano Liberación (MCL) reunieron 30.000 firmas en apoyo al Proyecto Varela y su convocatoria sobre derechos humanos. Payá y el MCL organizaron a miles de cubanos y generaron atención internacional. Payá, quien recibió el premio Sakharov de la Unión Europea, fue nominado dos veces al Premio Nobel de la Paz.
Fidel Castro cayó enfermo en el 2006, y entregó el poder a su hermano Raúl. Fidel murió el 25 de noviembre de 2016. Raúl Castro y su hijo Alejandro continúan rigiendo los destinos de Cuba a través del presidente designado, Miguel Díaz-Canel.
Las cárceles cubanas siguen llenas de prisioneros políticos, y la lucha por la libertad continúa.
Por: John Suárez
@johnjsuarez
https://www.diariolasamericas.com/america-latina/a-siete-decadas-del-fatidico-26-julio-n5340170