Ferviente defensor de la libertad en Cuba, Manuel Jorge Cutillas asumió la presidencia del Centro para una Cuba Libre en 1997 y ocupó el cargo durante 16 años, hasta su muerte. Era tataranieto de Don Facundo Bacardí, quien fundó la destilería de ron que lleva el nombre de la familia.

Como muchos cubanos, Cutillas esperaba que la Revolución Castro de 1959 trajera paz y prosperidad a la isla, después de la dictadura despótica de Fulgencio Batista. Pronto quedó claro que ese no sería el caso. El 14 de octubre de 1960, el Sr. Cutillas se despertó en Santiago con la noticia de que el gobierno de Castro había confiscado los bienes de la familia Bacardí sin pagar ninguna compensación. Cutillas viajó a La Habana para solicitar permiso para salir del país. El gobierno respondió confiscando su pasaporte. Entonces hizo lo que todos los demás hacían: se subió a un barco y partió de todos modos. Después de seis días de mar embravecido, llegó a Miami.

Finalmente, él y su familia se establecieron en las Bahamas, donde Bacardí & Company Ltd. estableció su sede. Pasó 45 años en la empresa.

Cutillas, filántropo y humanitario, fue presidente de la Fundación Lyford Cay, una organización que otorga becas universitarias a estudiantes de las Bahamas.

Conocido por su talante optimista y emprendedor, Cutillas estaba personalmente comprometido con “la excelencia y el espíritu emprendedor”. Creador innato de consenso, sigue siendo una inspiración en el Centro para una Cuba Libre.

Activista de derechos humanos y de las mujeres, feminista, sufragista, reformadora social, esposa y madre, Elena Inés Mederos fue ante todo una líder comprometida con la libertad y el progreso en Cuba.

La Sra. Mederos fundó varias organizaciones, incluida la Escuela de Servicios Sociales de la Universidad de La Habana y la Fundación de Servicios Sociales, que desarrolló programas para organizaciones infantiles en Cuba. Fue cofundadora de la Alianza Nacional Feminista, una organización sufragista activa en Cuba durante la década de 1920. La Sra. Mederos fue Ministra de Trabajo Social en el primer gobierno de Fidel Castro y renunció meses después de su nombramiento citando diferencias sobre su liderazgo antidemocrático.

En 1961, a la edad de 61 años, la señora Mederos llegó a Estados Unidos después de haber participado activamente en Cuba en oposición al Gobierno de Castro. Se incorporó a UNICEF, donde se distinguió en múltiples puestos de responsabilidad.

En 1975, junto con Frank Calzón, Mederos fundó Of Human Rights, predecesor del Centro Para Una Cuba Libre y pionero en documentar la difícil situación de los disidentes cubanos. En su defensa de los derechos humanos y su atención a los presos políticos cubanos, Of Human Rights jugó un papel decisivo al plantear este tema en importantes foros públicos en los Estados Unidos y el extranjero.

La inspiración que la Sra. Mederos brinda a todos los asociados con el Centro para una Cuba Libre guía nuestro trabajo hasta el día de hoy.

William C. Doherty, uno de los fundadores del Centro para una Cuba Libre en 1997, formó parte de su Patronato hasta su muerte en 2011. Firme defensor de los derechos civiles, los sindicatos y los derechos de los trabajadores, se opuso a las dictaduras de todos tipos en toda América Latina. El Sr. Doherty dirigió la extensión de la AFL-CIO a los sindicatos latinoamericanos durante 35 años como director ejecutivo del Instituto Americano para el Desarrollo Laboral Libre.

Doherty nació en Kentucky y estudió diplomacia y derecho en la Universidad de Georgetown. Durante su época de estudiante, fue liniero defensivo en el equipo de fútbol de la Universidad Católica. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó como fotógrafo aéreo en Europa con las Fuerzas Aéreas del Ejército y, al final de la guerra, según el Washington Post, “trabajó en Alemania para ayudar a reconstruir los sindicatos allí”. Uno de los primeros partidarios de la revuelta contra Fulgencio Batista en Cuba, denunció el giro de Fidel Castro hacia el marxismo como “la traición a la revolución”. Durante sus años como administrador, explicó que Estados Unidos no estaba en guerra con el pueblo cubano, pero que los estadounidenses apoyaban el deseo de libertad, derechos humanos y elecciones multipartidistas que la revolución cubana prometió mientras luchaba contra el antiguo régimen.

El Dr. Irving Louis Horowitz fue profesor emérito de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Hannah Arendt en la Universidad de Rutgers. Junto con un pequeño grupo de intelectuales, empresarios y líderes cívicos cubanoamericanos, ayudó a fundar el Centro para una Cuba Libre, y formó parte de su Consejo de Investigación hasta su muerte en 2012. Destacado académico, sociólogo, editor y autor, Llamó la atención sobre la naturaleza estalinista del experimento revolucionario cubano en las primeras etapas de la revolución.

En sus numerosos libros, incluidas nueve ediciones de Cuban Communism, y en su revista Transaction, arrojó luz sobre la naturaleza del régimen tiránico en Cuba y en otros lugares. Para él, quienes vivían en libertad, especialmente los intelectuales, tenían el deber moral de contribuir a poner fin en todas partes a la persecución de escritores, poetas, maestros, trabajadores y campesinos.

Jeane J. Kirkpatrick fue una de los miembros fundadores del Centro para una Cuba Libre con el objetivo de oponerse a “la junta militar marxista en La Habana y ayudar a los cubanos a lograr los derechos humanos que Dios les ha concedido”. El profesor Kirkpatrick enseñó Ciencias Políticas en la Universidad de Georgetown y, como amigo cercano de los senadores Daniel Patrick Moynihan (demócrata por Nueva York), Hubert Humphrey (demócrata por Minnesota) y Henry M. Jackson (demócrata por Washington), participó en Política americana. Fue una firme defensora del movimiento laboral estadounidense y de los esfuerzos de la AFL-CIO para promover los derechos laborales en todo el mundo.

Se convirtió en asesora del entonces candidato presidencial Ronald Reagan y, tras su elección, fue nombrada embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, mientras formaba parte del Consejo de Seguridad Nacional. El Dr. Kirkpatrick, un académico de renombre, escribió muchos libros y ensayos y participó en numerosas conferencias y paneles de discusión. Viajó por todo el mundo y se reunió con numerosos ministros de Asuntos Exteriores y jefes de Estado.

El embajador Sorzano fue profesor universitario, diplomático, asesor presidencial y empresario internacional. Formó parte de varias juntas y comisiones gubernamentales y fue miembro durante muchos años de la junta directiva de MasTec Inc. A lo largo de su vida recibió numerosas becas, subvenciones, honores y premios. Siempre describió su vida como “la historia americana”.

Llegó a Estados Unidos a los 20 años, con sus zapatillas de baloncesto (formó parte del equipo campeón nacional cubano) y cinco dólares. Su primer trabajo fue trapear pisos en la cocina del Key Bridge Marriott, donde le ofrecieron comida gratis y la oportunidad de aprender inglés. Para comprender lo que había pasado en su país natal, se matriculó en la Universidad de Georgetown, donde se licenció en Asuntos Internacionales y posteriormente se doctoró en Filosofía Política.

En 1972 obtuvo la nacionalidad estadounidense, uno de los días de mayor orgullo de su vida. Durante 18 años fue profesor asociado de Gobierno en la Universidad de Georgetown, especializándose en teoría política. José también fue Director del Cuerpo de Paz de Estados Unidos en Colombia, Sudamérica, que durante su mandato se convirtió en el segundo programa del Cuerpo de Paz más grande del mundo. En 1981, el Presidente Reagan lo nombró Embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas como Representante de Estados Unidos ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y posteriormente Representante Permanente Adjunto, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario. El embajador Sorzano sirvió durante cinco años.

En 1987, fue nombrado Asistente Especial del Presidente (Ronald Reagan) y Director Senior para Asuntos Latinoamericanos del Consejo de Seguridad Nacional, cargo que ocupó durante casi dos años. Después de dejar el servicio gubernamental, fue presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana, una organización sin fines de lucro dedicada a promover una Cuba libre, independiente y democrática, tras lo cual estableció su propia empresa de consultoría internacional especializada en empresas conjuntas entre empresas estadounidenses y extranjeras.

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